Tu cuerpo te habla deja que se exprese


Del mismo modo que el cuerpo traduce y contiene la sensación, el pensamiento y la emoción, también es el vehículo para poder expresarlos. Cuando no logramos mediar en la expresión de lo que nos acontece, o incluso decidimos no expresar lo que sentimos, ya sea porque nos sentimos bloqueadas o porque no sentimos el permiso para hacerlo… ese conflicto psicoemocional probablemente se acaba expresando mediante el cuerpo en forma de síntomas diversos que no encuentran una razón física de ser. Puede que experimentemos cansancio, malestar o dolor de los cuales ninguna prueba médica logra demostrar el origen. Eso es porque el origen en ese caso puede no ser físico, quizás se trate de un origen psicoemocional, podemos estar somatizando. Cuidado, eso no quiere decir que nos inventemos ese malestar, ese malestar es real pero necesitaremos realizar un proceso terapéutico que incluya un trabajo psicológico para poder atenderlo y aliviarlo.
 
Procesos terapéuticos expresivo somáticos
Estamos acostumbradas a que en terapia la mediadora de lo que sucede a nivel interno sea la palabra, ¿pero qué sucede cuando esta no es suficiente, o cuando carecemos de vocabulario para poder nombrar lo que nos sucede?. Aunque la palabra es un medio muy amplio y rico, hay otros medios expresivos y que nos pueden ayudar a dar un lugar a fuera a aquello que está movilizando internamente. Mente, emoción y cuerpo van de la mano, son indisolubles y el bienestar llega con la integración de todas estas partes. Un trabajo integrativo permite profundizar y favorecer el autoconocimiento.
 
Permitir expresar lo que nos ocupa mediante el movimiento corporal y usando nuestra imaginación o creatividad es un camino muy rico para la regulación emocional. Esto es lo que se conoce como las terapias expresivo somáticas. La música, el gesto, la danza, la dramatización, la performance, la plástica, el uso de la voz o la práctica de determinados movimientos físicos de expansión y contracción junto con la respiración son recorridos que te permiten explorar tu psique, dar espacio a lo propio, vaciarnos de aquello que nos pesa y ya no necesitamos, para poder sentir mayor armonía.
 
La terapia expresivo somática parte de la experiencia presente y artística como camino para llegar a la comprensión y al desarrollo de herramientas propias que nos permitan lograr mayor autoconocimiento y capacidad de respuesta.
 
Vive la experiencia:
 
Te propongo un ejercicio expresivo somático sencillo para la autorregulación emocional, prepara un espacio tranquilo dónde puedas gozar de intimidad sin que nadie irrumpa durante la práctica.
 
Vas a necesitar espacio en el que poder moverte, algún folio, colores y un dispositivo para buscar y reproducir música.
 
Inhala profundo durante 5 tiempos llevando el aire hasta la parte más baja de tus pulmones mientras extiendes tus dedos como si fueran flechas, activando al máximo tus manos, y exhala en 5 tiempos cerrando tus puños con fuerza mientras generas una especie de gruñido suave en la garganta sin apretar la mandíbula.
 
Repite esto 5 veces, y observa:
 
¿Qué sensaciones corporales puedes describir? ¿hay alguna parte en concreto de tu cuerpo en la que percibas una sensación más clara? ¿cómo es? ¿Qué dimensión tiene? ¿qué temperatura?
 
¿Qué color podrías asociar a esta sensación? ¿qué forma tendría? ¿Podrías dibujarla?
 
¿Hay alguna imagen o recuerdo que venga a tu mente ahora? Nómbrala o escríbela si te apetece.
 
¿Qué emoción dirías que sientes? Anótala en el folio
 
¿Si este momento tuviera una banda sonora que canción sonaría? ¿Te apetece escucharla, o bailarla? Sí es así siéntete libre de hacerlo.
 
Con este ejercicio acabas de profundizar en la experiencia, capa a capa, cada pregunta cada relectura de las sensaciones que han aparecido al iniciar la práctica, has ido más allá a través de ellas, te han aportado información, quizás cobre sentido alguna cosa, o se afiance tu autoconocimiento, ¿por dónde ha viajado tu atención?, ¿qué has encontrado al dar tiempo a tus sensaciones? Anótalo. 
 
Somos seres sensibles a la vida, eso no significa ser más vulnerables o débiles, ser sensibles a la vida es ejercer un acto de consciencia, nos invita a conocernos más, a saber que nos gusta y que no, y nos ofrece la capacidad de poder elegir y reconocer la singularidad de nuestros límites y poderlos expresar.
 
Ser consciente de la experiencia multiplica mi capacidad para transformarla. Eso no quiere decir que nos dejemos atravesar constantemente por la vida, sin medida, e indistintamente. Justamente es todo lo contrario, se trata de estar presentes para poder decidir qué camino tomar.

El trabajo corporal y la integración emocional